3° #Encuentr0: «Votar o no votar: elecciones presidenciales y participación ciudadana

De izquierda a derecha: Carlos Martínez (Vota Joven), Dagoberto Gutiérrez, Kathia López (Censura Cero), Susana Ibarra (Censura Cero), Álvaro Artiga y Ernesto Godoy (JSD).

En este tercer #Encuentr0, Censura Cero  y Vota Joven debatimos sobre el ejercicio del voto, la abstención, el voto nulo y la participación ciudadana con el tema principal “¿Votar o no votar: elecciones presidenciales y participación ciudadana”. Seleccionamos este tema con el objetivo de generar reflexiones y decisiones para el 2 de febrero del 2014, día de elecciones presidenciales en El Salvador.

Tuvimos uno de los debates más dinámicos y propositivos hasta la fecha y contamos con  invitados que llamaron a los y las jóvenes a pensar diferente en cuanto al voto se refiere.

Dagoberto Gutiérrez, analista político y Vicerector de la Universidad Luterana; Carlos Martínez, quien es Director de formación educativa de la organización Vota Joven; Álvaro Artiga, politólogo Director del Programa de Maestría en Ciencia Política de la UCA; y Ernesto Godoy, representando a Juventudes Social Demócrata. Todos ellos aportaron al debate con ideas diferentes, defendiendo el voto por un lado y apoyando el voto nulo por el otro.

Para iniciar el programa se preguntó a cada uno, qué representa el voto. Dagoberto Gutiérrez, rompiendo todo concepto sobre la defensa del voto, afirmaba que el voto es una herramienta con la que se legitima  a los gobernantes, pero sobre todo una herramienta que necesita más el Estado que la gente que vota. Aclaraba  también que al votar no elegimos a nuestros representantes, pues eso lo hacen los partidos políticos. Contraria era la opinión de Carlos Martínez, quien apuntaba que “al votar se elige al administrador del Estado”. Por su parte, Álvaro Artiga definía el voto como la expresión de la voluntad ciudadana, expresión de una preferencia.

kjdfgdkfjbgTambién cuestionamos si se obtiene algo al ir al votar y si vale la pena hacerlo.  Dagoberto manifestó que “si la situación del país se va a mantener igual, no se obtiene nada al ir a votar“. Carlos argumentaba que “sí vale la pena ir a votar  porque así se gana legitimidad y representatividad”. Bajo la misma línea se mantenían los argumentos de Álvaro, quien opinó que “sí vale la pena votar porque es una oportunidad para expresar una preferencia”. Ernesto opinaba lo mismo y decía que al votar “se hace presencia política en el sistema, aún cuando uno no se siente representado”; además aprovechó para defender el voto nulo, al que considera una manifestación válida: “es una nueva lucha expresarnos votando nulo”.

Era necesario abordar la existencia de un derecho a no votar. Al respecto expresaba Carlos que “las personas son libres de elegir no votar”. Ernesto aseguraba que “es legítimo no votar si no nos sentimos identificados”. Dagoberto explicaba que “no hay un derecho a no votar porque no le conviene a los políticos” ya que votando se legaliza a los  gobernantes.

Una opción alterna a la abstención, al no sentirse representado por ningún candidato, es el voto nulo. Álvaro afirmaba que votar nulo no servía de nada, al igual que abstenerse. Asimismo, recalcó que el voto nulo es ambiguo puesto que al momento de contabilizar los votos no se identifica fácilmente si ese voto es producto de un error, a la hora de marcar la papeleta, o si manifiesta una protesta o rechazo a las opciones políticas. Al mismo tiempo llamaba a los que apoyan el voto nulo a organizar una nueva opción política: “el descontento si no se organiza no tiene sentido”, argumentó. Al otro extremo, Ernesto insistía en la necesidad de un  mecanismo de contabilización del voto nulo para que éste no se preste a confusión y que se reflejen estadísticamente aquellos votos nulos que expresan descontento frente al sistema político, de aquellos en los que hay errores.

En el debate se apuntaba que en la Constitución de la República el voto es un derecho y un deber, en relación a eso Dagoberto distinguía entre un deber (que se cumple con la convicción de que se debe hacer algo) y una obligación (con la que no necesariamente estamos de acuerdo). Por lo tanto, explicaba, que votar en realidad no tendría la naturaleza de un deber.

Público en la Casa Tomada, a minutos de iniciar el programa.

Un punto común entre todos era que los partidos políticos, y los candidatos elegidos por ellos, hasta ahora no han representado al pueblo. Los gobernantes nos venden una idea de democracia que se limita al voto en las elecciones, restringiendo así el control de la gente sobre ellos. Como lo apuntaba Carlos Martínez, “los jóvenes no  podemos quedarnos de brazos cruzados y menos podemos confiar en que los políticos actuales van a cambiar el país”.

Febrero 2014.

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